Durante la época moderna, el núcleo urbano de Calvià se abastecía principalmente del agua de la Font de la Vila, que se almacenaba en el Aljub Vell.  Éste, construido en 1616 y localizado en las inmediaciones de la iglesia, es el depósito más antiguo del pueblo, así como uno de los elementos más importantes para el suministro de agua a Calvià hasta que, a finales del siglo XVIII, se volvió insuficiente frente a la creciente demanda de agua potable. Este hecho provocó que el año 1772, el convento de Nuestra Señora del Carmen de Ciutat, propietario de la possessió de Son Sastre, concediese a los habitantes de Calvià permiso para utilizar el agua del Pou Nou y la de otra fuente cercana a este pozo. Años más tarde, en  1817, se construyó el aljibe del Pou Nou o Pou de Son Font, ubicado cerca de la urbanización de Son Font, que fue pagado por el obispo Nadal. Desde este depósito, el agua se conducía a través de una canalización que pasaba por las casas de Can Ros hasta desembocar en el Aljub de Dalt, en la calle Major de Calvià y de allí al ya mencionado Aljub Vell. 

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