Es el único porrón (género Aythya) que se reproduce en las Islas Baleares y no lo hace de manera ni mucho menos abundante.
Son los porrones en general patos buceadores, aunque el porrón común se mezcla en ocasiones dentro de grupos de otros patos nadadores.
Aunque selecciona extensiones más o menos grandes de aguas abiertas con vegetación emergente o de ribera, en invierno y durante las migraciones puede utilizar otras manchas húmedas de menor extensión y sin tanta cobertura vegetal, si bien lo hace sólo de manera temporal.
Son relativamente normales las hibridaciones dentro de las aves de este género y debemos estar pendientes siempre de aquellos ejemplares que no cumplan b
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Es el único porrón (género Aythya) que se reproduce en las Islas Baleares y no lo hace de manera ni mucho menos abundante.
Son los porrones en general patos buceadores, aunque el porrón común se mezcla en ocasiones dentro de grupos de otros patos nadadores.
Aunque selecciona extensiones más o menos grandes de aguas abiertas con vegetación emergente o de ribera, en invierno y durante las migraciones puede utilizar otras manchas húmedas de menor extensión y sin tanta cobertura vegetal, si bien lo hace sólo de manera temporal.
Son relativamente normales las hibridaciones dentro de las aves de este género y debemos estar pendientes siempre de aquellos ejemplares que no cumplan bien las características propias del plumaje y color del pico del porrón común.
En Baleares es estival en Mallorca, invernante en todas las islas mayores y migrante en Menorca, Eivissa y Formentera.
El porrón común en Calvià
No posee el municipio grandes manchas de agua por lo que la especie es escasa debido a sus necesidades ecológicas.
Sin embargo existen citas de aves en diferentes años y en números variables en lagunas artificiales de campos de golf, principalmente en los situados cerca del núcleo urbano de Santa Ponça.
Las mejores épocas para observarlo
En Calvià se comporta únicamente como invernante, o al menos es lo que señalan todas las observaciones realizadas que se aglutinan entre diciembre y febrero, siendo éstas las mejores fechas para intentar su detección.
No obstante, no lo hace en pequeño número para la capacidad de acogida de las casi siempre, pequeñas lagunas de los campos de golf, y se ha llegado a detectar un grupo de 53 ejemplares. Como siempre para la observación de anátidas recomendamos el uso de telescopio para disfrutar de su visión sin molestarlas demasiado
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