Es un sílvido que no cría ni inverna en las Islas Baleares, solo usa nuestro territorio durante los pasos migratorios y lo hace en un número nada despreciable.
Es una especie que pasa fácilmente desapercibida y de hecho si no fuera por las tareas de anillamiento en estaciones de migración, se pensaría que es mucho menos abundante de lo que realmente es.
Es una especie poco llamativa en cuanto a su plumaje, de tono verdoso en la parte superior y blanco o blanco sucio en la inferior y sólo con un poco marcado collar gris. A esto se une sus hábitos más bien recatados casi siempre entre arbustos o el ramaje de los árboles.
En Baleares es considerado un migrante abundante en todas
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Es un sílvido que no cría ni inverna en las Islas Baleares, solo usa nuestro territorio durante los pasos migratorios y lo hace en un número nada despreciable.
Es una especie que pasa fácilmente desapercibida y de hecho si no fuera por las tareas de anillamiento en estaciones de migración, se pensaría que es mucho menos abundante de lo que realmente es.
Es una especie poco llamativa en cuanto a su plumaje, de tono verdoso en la parte superior y blanco o blanco sucio en la inferior y sólo con un poco marcado collar gris. A esto se une sus hábitos más bien recatados casi siempre entre arbustos o el ramaje de los árboles.
En Baleares es considerado un migrante abundante en todas las islas.
La curruca mosquitera en Calvià
Durante los pasos migratorios se encuentra bien distribuida por todo el territorio ocupando todos los hábitat que tengan cierta cobertura arbustiva o arbórea.
Puede localizarse a esta especie en diversos itinerarios, desde la Finca Pública Galatzó en casi todo el recorrido a excepción de la parte alta del comellar, hasta el barranco de Santa Ponça desde Calvià, donde se presenta de manera abundante en la vegetación de ribera del propio torrente. Na Burguesa desde Bendinat o el Coll de Sa Creu, deberían darnos también buenos resultados.
Las mejores épocas para observarla
Aunque se presenta en Calvià durante las dos migraciones, la de otoño parece más aparente al juntarse la población reproductora con los jóvenes nacidos en esa primavera. Además la migración postnupcial es algo más lenta que la prenupcial y permite la sedimentación de un mayor número de ejemplares.
El mes de septiembre es el de mayor abundancia, aunque en octubre el paso es todavía intenso especialmente en la primera quincena.
Durante el otoño si encontramos alguna higuera con frutos, es sólo cuestión de paciencia. Entre los muchos visitantes alados que suele tener este frutal están las currucas mosquiteras.
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