Los dormideros que forma esta especie, siempre en invierno, son bien conocidos allá donde se ubican. En ocasiones de algunos cientos de miles, son ruidosos y se consideran muy sucios, debido a que para ubicarlos eligen con frecuencia lugares humanizados y sus excrementos forman verdaderos tapices.

No gozan en general de buena fama, pues en ocasiones son miles los estorninos que se desplazan a comer en olivares dejando literalmente sin aceitunas algunos lugares, lo que les ha llevado a problemas de “entendimiento” con los agricultores.

Sin embargo realizan una tarea indispensable en la dispersión de semillas y como controladores de plagas, pues al igual que sus bandos pueden dejar un olivo sin frutos en apenas un día, también dejan sin insectos cosechas enteras, lo que ayuda a mantener la calidad sanitaria sin empleo de insecticidas.

En Baleares es un migrante e invernante en todas las islas.

Estornino pinto en Calvià

En invierno está muy bien distribuido por todo el municipio faltando en las zonas más boscosas.

Sin embargo en todos aquellos recorridos que tengan mosaicos agropecuarios, desde el del Barranco de Santa Ponça desde Calvià hasta el Passeig de Paguera-Es Capdellà podemos encontrarlos.

Se conocen dormideros de hasta dos millones de ejemplares en Costa den Blanes, pero también muy numerosos en Magaluf o en las cercanías de Palmanova.

Dependen en gran medida de fuentes de alimento puntuales por lo que pueden ser muy abundantes en zonas donde teóricamente son poco frecuentes.

Las mejores épocas para observarlo

Desde noviembre hasta febrero son millones los estorninos pintos que nos visitan y no debe tener ninguna complicación encontrar algún grupo que nos deje deleitarnos con sus pintado plumaje.

No obstante debemos recomendar entre diciembre y febrero la visita a alguno de los dormideros, pues es espectacular ver las formas que dibujan los bandos de miles de estorninos en el aire justo antes de posarse, especialmente si hay algún depredador en la zona.