Este roquero es de distribución principalmente mediterránea y no se presenta en Europa mas al norte del sureste de Francia, ocupando durante gran parte del año los roquedos, barrancos e incluso acantilados marinos del archipiélago balear. En invierno se distribuye en ocasiones por áreas que no utiliza durante la cría, como construcciones humanas en campos de cereales, cultivos arbolados o pequeños roquedales en zonas interiores.
El canto, con cierto parecido al mirlo común (Turdus merula), pero emitido sobre paredes verticales o en lugares sin cobertura arbustiva, es típico de las primaveras y el verano de la media y alta montaña mallorquina, pero también de sus costas rocosas
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Este roquero es de distribución principalmente mediterránea y no se presenta en Europa mas al norte del sureste de Francia, ocupando durante gran parte del año los roquedos, barrancos e incluso acantilados marinos del archipiélago balear. En invierno se distribuye en ocasiones por áreas que no utiliza durante la cría, como construcciones humanas en campos de cereales, cultivos arbolados o pequeños roquedales en zonas interiores.
El canto, con cierto parecido al mirlo común (Turdus merula), pero emitido sobre paredes verticales o en lugares sin cobertura arbustiva, es típico de las primaveras y el verano de la media y alta montaña mallorquina, pero también de sus costas rocosas, siempre y cuando estos cantiles tengan cierta entidad.
En Baleares se comporta como sedentarios en las cuatro islas mayores.
El roquero solitario en Calvià
No es una especie excesivamente abundante en el municipio, pero ocupa casi todos los roquedos y acantilados marinos que tienen cierta altura.
Se le puede observar desde el segundo punto de observación propuesto en el itinerario de la Península de Cala Figuera en el Banc de Eivissa, también en Cap Andritxol desde la plataforma de observación, pero quizás sus mayores densidades se den en el tramo de subida desde el camí de ses Sinies hasta s’Esclop, donde tanto en las paredes del comellar de s’Esclop como en la propia Mola crían algunas parejas.
Las mejores épocas para observarlo
Esta presente todo el año, si bien algunas veces resulta más dificil que otras detectarlo.
Durante mayo, junio y julio podemos escuchar sus cantos territoriales y de búsqueda de pareja, siempre desde una atalaya sobresaliente y repitiendo casi sistemáticamente los posaderos.
Ya en los meses de octubre y noviembre, y sobretodo si los días son soleados, podemos verles con una actividad frenética de un lado para otro de las rocas.
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