La ecología de este hirundínido es de las más curiosas de cuantos pueblan los cielos de Calvià. Durante la primavera y verano elige roquedos situados en montañas de cierta altitud para instalar los nidos, mientras que en los duros meses invernales baja a las llanuras a las áreas cercanas a zonas húmedas o zonas costeras donde en ocasiones se juntan bandos de cientos de ejemplares para alimentarse.

El color marrón más oscuro en el dorso y más claro en la parte inferior junto con unos puntos blancos en la rectrices bien visibles cuando vuela la hacen una especie bien identificable.

En las Baleares es sedentario en Mallorca y Eivissa y migrante e invernante en las cuatro islas mayores aunque con grandes diferencias de abundancia.

El Avión Roquero en Calvià 

Aunque las altitudes de las montañas de Calvià no son excesivas si quitamos las zonas de Galatzó y s’Esclop es relativamente fácil observar al Avión Roquero.

Cercanos a algunos núcleos de cría pasan los recorridos de Torre de Cap Andritxol y el de la Finca Pública de Galatzó, especialmente desde el comellar de s’Esclop hasta la propia mola. El itinerario de la Península de Cala Figuera también presenta altas posibilidades de observación de esta especie sobre todo en los dos puntos de observación estática propuestos.

Las mejores épocas para observarlo 

Hay que tener en cuenta, si queremos observar a esta especie en el municipio de Calviá, que presenta dos momentos y dos hábitats distintos.

Desde el mes de mayo hasta bien entrado agosto debemos dirigirnos a las zonas de reproducción donde siempre permanecen en vuelo consiguiendo alimento durante la mayor parte del día. Con suerte, aunque siempre debemos hacerlo a cierta distancia para no molestar a la colonia, podremos observarlos posados sobre las paredes rocosas.

Durante el invierno, especialmente entre diciembre y febrero, debemos acercarnos a zonas a menor altitud y cercanas a la costa.